El 2015 ya empieza a desenrollar su alfombra verde bajo nuestros pies. En estas latitudes, lo hace al ritmo cansino del verano, con fondo de chicharras, días tibios y noches estrelladas.
Aunque se trate de una convención, un mero antojo del calendario, lo cierto es que para casi todos, la llegada de un nuevo año es una imagen potente de renovación, de nuevas oportunidades, de promesas frescas como regalos sin abrir.